jueves, 7 de febrero de 2008

Color

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M era azul. M era roja, también.

M podía ser morada y verde en la mañana. M era amarilla tumbada en la hierba. M era blanca cuando jugaba con el mar. M era miel, lila, marrón, chocolate si la muerdes. M era rosa en los abrazos. M era naranja. Morada de noche. M tenía el alma magenta y negra. M era añil. Alazán. M era celeste, prusia, cobalto, turquesa y carmesí. M era bermellón y ocre por las esquinas. M era limón, cadmio y carmín. M era violeta si le daba el sol. M era púrpura en tus brazos. M aguamarina y perla.

M era.

Pero un día M. perdió el color. Al borde del estrés ocular, M se volvió gris.

Color.

M quiere color.

Y ya de paso, calor.



“No hay razón por la que siendo un bribón tengas que hacer de payaso
no hay sitio que controles mejor que lo que abarcan tus brazos
no hay porqué sacar del tiesto los pies para montar el sombrajo
no hay tiempo de contar hasta diez cuando se viene de paso.

No hay razón para cambiar de opinión cuando se rompe en pedazos
no hay sitio a la reconciliación en el mejor de los casos
no hay porqué hacer un acto de fe cuando se tiene un fracaso
no hay tiempo que se deba perder justificando un retraso.

Ponte pues en marcha y dale color, que se oxida,
ponte pues en marcha y dale calor, que se emplea,
ponte pues en marcha y dale color, que se oxida,
ponte pues en marcha y dale calor, que se emplea”



http://www.goear.com/listen.php?v=eb345a7



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