Que las noches se me quedan cortas
entre lo que hago y lo que dejo de hacer no es nuevo por mucho que la
luna salga menos de lo que solía. Y los días en la casa a medias
mendigan caricias, claman por besos. Y esta vez no siendo tú quien
eras, no siendo yo quien debo ser, me encontré un colchón viudo
como las lentejas sin chorizo. Ya sabes, no viene mal un poco de
cariño. Tus palabras y otro cuerpo. Por eso tuve que cerrar los ojos
y dejar de ser. A mi cactus le han robado las espinas. A la cueva a
verlas crecer.
2 comentarios:
Preciosa entrada =D
Cada uno necesita lo que otros no le quieren dar... Aunque, a veces, esto no siempre se cumple =P
¡Un beso!
Y cariño hay tras una mirada, una sonrisa, un guiño, una palabra, un silencio.
Cariño a raudales en una frase, en un correo, en una despedida, en un... me...
D.
Publicar un comentario