lunes, 19 de noviembre de 2007
Caminando. Deslizándose.
Casi flotando con tu roce…
¡Por tu roce!
Escalofríos que corren
y saludan a la mañana
fría de soledades acompañadas.
Los labios en la nuca
y las alas desplegadas,
dispuestas a levantar el vuelo…
Pendientes de tu juego de manos,
de tus besos mojados,
apretados,
rápidos,
ansiados…
Y por la noche,
los ojos se buscan
y hay una falda que hipnotiza…
Baila al ritmo de algún corazón
incomprendido, de caliente azar.
Media vuelta y tus besos
ya no son míos.
Se refugian en la guarida
de la guarida de algún
abultado pantalón…
Y compuesta y con falda
y la mirada pasada de amor,
marcho en la fría alborada.
Temblando por no poder contar
los segundos que me faltan
para volverte a besar.
Y ser tres puede no estar tan mal,
al final.
Al final del final.
Entre tenerte o compartirte
o compartirte para tenerte,
me quedo con mis plumas mojadas…
de llorar de risa,
que ya me las secará el sol
cuando salga. ¡Y quizás me desnude!
Puede que baile, también,
con las pelusas que titilan
mientras hacen el amor con las sombras
trasnochadoras,
silenciosas,
morbosas…
O puede que te espere, no sé.
Puede que intente ser dos
en vez de tres.
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