jueves, 29 de noviembre de 2007

Fiebre...




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Hablar sin voz o susurrarte
al oído palabras mudas,
de caricias espaciadas
¿o especiadas?...
La noche tuvo el sabor
de los sabores del mundo.

Cuando me despierto
no puedo ni moverme,
¿me ataste, quizás?
Y la fiebre sólo me deja pensar
en que quiero seguir acariciándote
incluso cuando no estás.

Que me bañe el Sol, que me bañe la Luna,
que me salpiquen con su risa
de jugar al escondite.
Y que me abrace la hierba
de las sábanas mojadas de rocío,
y quizás mañana, me pueda levantar.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

ay cariño que llevo 3 dias con tu poema en mi cuerpo....


fiebre fiebre y ardores