martes, 25 de septiembre de 2007
d-e-s-n-u-d-a
Vestida sólo con la verdad
de lo que te vengo a contar.
Ataviada con una sonrisa
espantapájaros de fantasmas.
Arropada por palabras
llegadas de éste, nuestro sur.
Cubierta del humo del
cigarro compartido en confesión.
Tocada con sencilla mochila
repleta de besos para el camino.
.
.
.
Vengo a desnudarme para ti.
.
.
.
Desvestida de algodones
y demás fibras, sintéticas o tal cual.
Desabrigada en invierno
y cuando no cubres silencios.
Descobijada, sin techo
ajeno a la luna que mira.
Despojada a ratos
de la pesada carga que asfixia.
Desposeída, incluso
de las garras del diablo blanco.
.
.
.
Quitada, expoliada, abierta, sincera.
Arrancada, extirpada, vacía, vaciada.
.
.
.
Desnuda mi alma desde ese lunes
ya pasado…
Desnudo mi pecho de corazón
en mano…
Desnudos mis días que resbalan
solitarios…
Desnudo el mañana del folio
en blanco…
Desnuda de tinta si con sangre
yo canto.
.
.
.
Desnuda mi vida. Desnudo mi cuerpo.
Desnuda, des-anuda, des-atada, destapada.
.
.
.
Preparada.
Desnuda, desnudada ante el objetivo
de mi cámara.
lunes, 24 de septiembre de 2007
jueves, 20 de septiembre de 2007
Llegó casi de casualidad
cuando la reina era oscuridad,
cuando aún me faltaba despertar.
Era un susurro quedo
al oído del destino.
Encendió la vela y con el humo
escribió su nombre en la arena.
Y me regaló motivos para respirar.
Ya es de noche sobre la fina arena.
Las sombras bailan con ganas
de querer ser mayores.
Que el azar no te impida necesitar
mi mano en tu mano haciéndote cosquillas
las carreras por la nuca...
el enredarse sin quererse desatar
el subir sin querer, ni poder, bajar...
Y si las alas no vuelan
que nos mueva el viento,
que nos mezan las olas...
con ganas de jugar,
que la mañana viene fría
y con tiempo para la caricia de un abrazo
en los brazos de sus brazos
un segundo antes de marchar.
cuando la reina era oscuridad,
cuando aún me faltaba despertar.
Era un susurro quedo
al oído del destino.
Encendió la vela y con el humo
escribió su nombre en la arena.
Y me regaló motivos para respirar.
Ya es de noche sobre la fina arena.
Las sombras bailan con ganas
de querer ser mayores.
Que el azar no te impida necesitar
mi mano en tu mano haciéndote cosquillas
las carreras por la nuca...
el enredarse sin quererse desatar
el subir sin querer, ni poder, bajar...
Y si las alas no vuelan
que nos mueva el viento,
que nos mezan las olas...
con ganas de jugar,
que la mañana viene fría
y con tiempo para la caricia de un abrazo
en los brazos de sus brazos
un segundo antes de marchar.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Este viaje mi ahijada no ha querido venirse conmigo a Madrid, no se ha escondido en el maletero hecha una pelotilla para que sus padres no la vean. Dice que va camino de primero y que por eso no puede venir a Madrid. Ir camino de primero es superimportante. La verdad es que “ir camino de algo”, casi siempre es de mucha importancia, creo. Ella ya lo nota, mira cómo debe ser. Además su nuevo profesor es joven, guapo y con agujeros en las orejas. Marifuchi cree que su profe le iría muy bien a mi prima Pau, que también es joven y guapa y con agujeros en las orejas. Supongo que hoy a estas alturas ya le estará diciendo a su nuevo profesor, joven y guapo, que tiene un montón de primas casaderas, pero que Paula le iría a él muy bien, por joven y por guapa. Y por moderna, claro.
Mi ahijada tiene tres novios. Normal que las demás estemos a verlas venir, digo yo. Porque eso es abusar. De los tres, el que más le gusta es uno (con tanta variedad de género he olvidado el nombre de los muchachos), que es un poco blando. Porque un día le dijeron que era un poco pavo y el chico se puso a llorar. Pero aunque sea un poco blando, es el que más le gusta a ella. Otro quiere casarse ya, pero mi niña no quiere. Jo, es que ir camino de primero es demasiado importante como para estar pensando en una boda. Además, ¿qué hacer con los otros dos? No, nada de boda. Bien hecho, me parece a mí.
Y no vayáis a pensar que tener tres novios es consecuencia de poner el listón bajo, nada más lejos de la realidad, no. Un novio tiene que ser guapo, listo, muy divertido para que siempre te haga reír y, lo más importante, un buen novio debe saber comprender a las mujeres, porque no todos los chicos comprenden a las mujeres. Santa palabra que diría su abuela.
Pero claro, Marifuchi, ¿chicos así dónde los encuentras?, porque aquí todas miramos y miramos y nada. ¿Dónde están los hombres buenos? Pues mira, para encontrar chicos así tienes que ir a un sitio de esos donde venden cerveza.
Yo voy mucho a los sitios donde se vende cerveza...
A partir de mañana creo que me voy a plantear un cambio de estrategia. A partir de mañana yo también iré camino de primero...
Mi ahijada tiene tres novios. Normal que las demás estemos a verlas venir, digo yo. Porque eso es abusar. De los tres, el que más le gusta es uno (con tanta variedad de género he olvidado el nombre de los muchachos), que es un poco blando. Porque un día le dijeron que era un poco pavo y el chico se puso a llorar. Pero aunque sea un poco blando, es el que más le gusta a ella. Otro quiere casarse ya, pero mi niña no quiere. Jo, es que ir camino de primero es demasiado importante como para estar pensando en una boda. Además, ¿qué hacer con los otros dos? No, nada de boda. Bien hecho, me parece a mí.
Y no vayáis a pensar que tener tres novios es consecuencia de poner el listón bajo, nada más lejos de la realidad, no. Un novio tiene que ser guapo, listo, muy divertido para que siempre te haga reír y, lo más importante, un buen novio debe saber comprender a las mujeres, porque no todos los chicos comprenden a las mujeres. Santa palabra que diría su abuela.
Pero claro, Marifuchi, ¿chicos así dónde los encuentras?, porque aquí todas miramos y miramos y nada. ¿Dónde están los hombres buenos? Pues mira, para encontrar chicos así tienes que ir a un sitio de esos donde venden cerveza.
Yo voy mucho a los sitios donde se vende cerveza...
A partir de mañana creo que me voy a plantear un cambio de estrategia. A partir de mañana yo también iré camino de primero...
viernes, 14 de septiembre de 2007
Y caminar
Que lo que me quede por caminar sea contigo.
A tu lado el camino se hace llano
y las piedras no se empeñan en hacerme tropezar.
Una vez más.
Puedo encontrarme con tus manos llenas
de agua clara queriéndome dar de beber.
Y saciar la sed será nuestra meta
esta tarde de nubes revoltosas.
Dame de beber y podré respirar.
Juguemos a limpiarnos el polvo y el barro
de rincones ocultos y de los que están más a mano.
Afiancemos un poco el último peldaño
del andamio que le puse al cielo para no sucumbir.
¡Y volvamos a subir!
Luego, si te apetece, podemos cantar.
Y las melodías del camino
echarán anclas en nuestra memoria.
Es dar color al mañana de recuerdos tendidos al sol.
Dar calor, dar color, colorear, caldear.
Saldremos a bailar cuando bailen las estrellas.
Caminemos juntos.
Yendo, viniendo, volviendo a ir.
Parando, rodando, descansando, a veces saltando.
De la mano. Boca arriba, boca abajo y hasta de perfil.
Pero sin prisas, que no pienso hacer corriendo
lo que me quede por caminar.
No quiero adelantar al tiempo que corre en soledad.
Tiraré de sus bridas de cristal mientras las risas
hacen cimbrear las hierbas de la cuneta.
Y cada vez que paremos para saciar(nos)
esconderemos un tesoro entre la piedra y el mar.
Para los que están por llegar.
Ya sabes.
Para los demás.
A tu lado el camino se hace llano
y las piedras no se empeñan en hacerme tropezar.
Una vez más.
Puedo encontrarme con tus manos llenas
de agua clara queriéndome dar de beber.
Y saciar la sed será nuestra meta
esta tarde de nubes revoltosas.
Dame de beber y podré respirar.
Juguemos a limpiarnos el polvo y el barro
de rincones ocultos y de los que están más a mano.
Afiancemos un poco el último peldaño
del andamio que le puse al cielo para no sucumbir.
¡Y volvamos a subir!
Luego, si te apetece, podemos cantar.
Y las melodías del camino
echarán anclas en nuestra memoria.
Es dar color al mañana de recuerdos tendidos al sol.
Dar calor, dar color, colorear, caldear.
Saldremos a bailar cuando bailen las estrellas.
Caminemos juntos.
Yendo, viniendo, volviendo a ir.
Parando, rodando, descansando, a veces saltando.
De la mano. Boca arriba, boca abajo y hasta de perfil.
Pero sin prisas, que no pienso hacer corriendo
lo que me quede por caminar.
No quiero adelantar al tiempo que corre en soledad.
Tiraré de sus bridas de cristal mientras las risas
hacen cimbrear las hierbas de la cuneta.
Y cada vez que paremos para saciar(nos)
esconderemos un tesoro entre la piedra y el mar.
Para los que están por llegar.
Ya sabes.
Para los demás.
lunes, 10 de septiembre de 2007
Quitando telarañas
sábado, 8 de septiembre de 2007
Esta mañana al llegar a la oficina me puse a escribir. Tenía tantas cosas que decir tras la tormenta... Pero un accidente informático mandó al limbo de los documentos de word la que iba a ser mi actualización de hoy. Así que ahora me pongo de nuevo a ello. Para empezar por el principio diré que me hubiera gustado comenzar hablando del porqué de mi fotolog, como hice esta mañana. Pero ahora ya no me apetece hablar de eso en este momento.
Luego continuaba repasando los altibajos de mi vida, hablaba de como dejé de ser una persona muda que gritaba en el silencio, de como recobré la voz dentro de una bolsita de terciopelo negro en la que también encontré unas alitas, tan pequeñas que parecían de juguete. De cómo dejé de escribir y de cómo empecé a rescribirme. De crecer de sopetón a ritmo de desgracia al CRECER poquito a poco, aprender a crecer, reaprender. Rescribir, re, rehablar, ¡re(-)sentir!, re. Pero ahora tampoco quiero volver por ese caminito un tanto musical. Salvo por REhacer un texto que hablará de lo mismo sin hablar de lo mismo. Porque, en definitiva, hablará de lo importante.
Hablaba un poco de atadura, de culpa, de ser la hija que no debo ser. De la vuelta a la universidad a los diez años de la primera visita. Pero todo eso tendrá su momento...
Porque tengo una cosa muy importante que contar. Tengo que hablar de una persona. Y todo cambia en un segundo, por eso se rescribe hasta el fotolog. A su aire, rebelde. Cuando quiere, cuando no... no.
A esta persona importante, la llamaremos A., con el fin de preservar su identidad secreta... Además la “A” es una buena letra (siempre que sea mayúscula, y A. es grande, así que mayúscula es su letra) porque se lee igual del derecho que del revés.
Ayer A. y yo hablamos por teléfono, yo me encontraba fatal por lo del examen, la palabra el moñoña, yo me encontraba moñoña por lo del examen. Y A. me hizo reír. Más que eso, A. me hizo sufrir un ataque de risa en toda regla. Y antes del colgar ya estaba en el portal de mi casa llamándome al telefonillo. Decidió que teníamos la importante misión de salir a tomar cañas porque soy una cansina. No, qué digo, una misión superimportante, más bien. Y lo de cansina lo reafirmo.
Así que bajé a la calle. Y al llegar al portal vi un calcetín gigante, me esperaba de pie (es decir, con los “dedos” hacia arriba, y es que hasta entonces yo no sabía como se pone un calcetín de pie, en serio, hasta ese momento no tenía ni idea de eso), era de rayas de colorines (como los que yo uso). Estaba vuelto del revés, lo sé porque se le salían los hilos del remate por las puntas de los dedos... bueno ya sabéis, un calcetín al revés. Mi superimportante A. era un calcetín.
Y yo me fui de cañas con un calcetín. Ayer, a eso de las 10 de la noche, me fui de cañas con un calcetín de rayas que estaba de pie y del revés. Y todo el mundo nos miraba. Y los camareros al pobre A. no querían darle cerveza, hasta que les convencíamos de que la cebada iba bien para la lana.
Mientras estábamos de cañas, A. me decía algo así como, “joder, alguien tendría que hacer un fotolog que sólo hablase de mí”... y bueno, es que A. juega a quererse un huevo, al menos un rato cada día que yo sepa, seguro que en realidad es más de un rato. Y yo decía, a ver A., creo que es una buena idea. Yo voy a escribir un fotolog dedicado al héroe que está del revés. Al (anti)héroe que no es más que un calcetín dado la vuelta. Pero un calcetín de la mejor calidad, ¡eh!
Entonces A. me dijo, “yo no soy el que está del revés, eres tú la que te tienes que dar la vuelta para ver las cosas rectas”.
Y entonces lo entendí todo. Lo del laberinto ese del soy lo peor.
Esta mañana cuando empecé a escribir para hoy ya no estaba dentro del laberinto. Y desde fuera te digo, una vez más, gracias.
Llevo días de retraso con este, mi inherente, constante, desequilibrado y neurótico vaivén. Llevo toda la mañana tratando de ponerme en contacto con la profesora de economía. Aún no sé nada, pero ya no desespero.
Y ha vuelto el color a mi ventana.
Luego continuaba repasando los altibajos de mi vida, hablaba de como dejé de ser una persona muda que gritaba en el silencio, de como recobré la voz dentro de una bolsita de terciopelo negro en la que también encontré unas alitas, tan pequeñas que parecían de juguete. De cómo dejé de escribir y de cómo empecé a rescribirme. De crecer de sopetón a ritmo de desgracia al CRECER poquito a poco, aprender a crecer, reaprender. Rescribir, re, rehablar, ¡re(-)sentir!, re. Pero ahora tampoco quiero volver por ese caminito un tanto musical. Salvo por REhacer un texto que hablará de lo mismo sin hablar de lo mismo. Porque, en definitiva, hablará de lo importante.
Hablaba un poco de atadura, de culpa, de ser la hija que no debo ser. De la vuelta a la universidad a los diez años de la primera visita. Pero todo eso tendrá su momento...
Porque tengo una cosa muy importante que contar. Tengo que hablar de una persona. Y todo cambia en un segundo, por eso se rescribe hasta el fotolog. A su aire, rebelde. Cuando quiere, cuando no... no.
A esta persona importante, la llamaremos A., con el fin de preservar su identidad secreta... Además la “A” es una buena letra (siempre que sea mayúscula, y A. es grande, así que mayúscula es su letra) porque se lee igual del derecho que del revés.
Ayer A. y yo hablamos por teléfono, yo me encontraba fatal por lo del examen, la palabra el moñoña, yo me encontraba moñoña por lo del examen. Y A. me hizo reír. Más que eso, A. me hizo sufrir un ataque de risa en toda regla. Y antes del colgar ya estaba en el portal de mi casa llamándome al telefonillo. Decidió que teníamos la importante misión de salir a tomar cañas porque soy una cansina. No, qué digo, una misión superimportante, más bien. Y lo de cansina lo reafirmo.
Así que bajé a la calle. Y al llegar al portal vi un calcetín gigante, me esperaba de pie (es decir, con los “dedos” hacia arriba, y es que hasta entonces yo no sabía como se pone un calcetín de pie, en serio, hasta ese momento no tenía ni idea de eso), era de rayas de colorines (como los que yo uso). Estaba vuelto del revés, lo sé porque se le salían los hilos del remate por las puntas de los dedos... bueno ya sabéis, un calcetín al revés. Mi superimportante A. era un calcetín.
Y yo me fui de cañas con un calcetín. Ayer, a eso de las 10 de la noche, me fui de cañas con un calcetín de rayas que estaba de pie y del revés. Y todo el mundo nos miraba. Y los camareros al pobre A. no querían darle cerveza, hasta que les convencíamos de que la cebada iba bien para la lana.
Mientras estábamos de cañas, A. me decía algo así como, “joder, alguien tendría que hacer un fotolog que sólo hablase de mí”... y bueno, es que A. juega a quererse un huevo, al menos un rato cada día que yo sepa, seguro que en realidad es más de un rato. Y yo decía, a ver A., creo que es una buena idea. Yo voy a escribir un fotolog dedicado al héroe que está del revés. Al (anti)héroe que no es más que un calcetín dado la vuelta. Pero un calcetín de la mejor calidad, ¡eh!
Entonces A. me dijo, “yo no soy el que está del revés, eres tú la que te tienes que dar la vuelta para ver las cosas rectas”.
Y entonces lo entendí todo. Lo del laberinto ese del soy lo peor.
Esta mañana cuando empecé a escribir para hoy ya no estaba dentro del laberinto. Y desde fuera te digo, una vez más, gracias.
Llevo días de retraso con este, mi inherente, constante, desequilibrado y neurótico vaivén. Llevo toda la mañana tratando de ponerme en contacto con la profesora de economía. Aún no sé nada, pero ya no desespero.
Y ha vuelto el color a mi ventana.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Cuestión de equilibrios. Entre el quiero y no puedo. Entre el no quiero y tengo. Entre el ya no tengo y quiero.
El amor no es necesidad. Por mucho que nos lo hagan creer.
El fin del mundo está tan lejos, que ni tú ni yo lo vamos a ver, por mucho que nos empeñemos en envejecer.
Y si pudiera abrazarte, lo haría. Y le pondría red a tu cuerda floja.
Venga, borremos de un plumazo los kilómetros. A la mierda el alrededor, y su antes sí y ahora no.
Hablar se escribe con H, ¿lo sabes?...
¿Hablamos, H?
M.
domingo, 2 de septiembre de 2007
Allí estaba, en medio del jardín
rodeada de tantas y tantas flores
que era difícil distinguirla
en medio de tal explosión de color.
No tenía nada destacable,
no era especialmente bonita.
Tampoco su aroma era el mejor.
Pero tenía unos ojos que cada día la miraban
y manos que no tocaban sin desprender calor.
Y el aliento del sigue, tú puedes hacerlo.
Y una espera de esas
en las que todo se echa de menos.
Y una canción en boca de voz rasgada.
Y una sonrisa tendida al sol.
Quizás una caricia de distancia efervescente…
Y una oculta intención en los puentes
por los que tendría que cruzar para verte.
Levantó la vista del cuaderno
y al cambiar al pelaje de invierno,
notó tu falta en la habitación.
Quizás sólo busque calor
si digo que te echo de menos.
O sólo necesite, de nuevo
un cambio de opinión…
porque sin poder alejarme, he vuelto
un ratito a este rincón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Alas rojas by Puedovolar is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.