domingo, 2 de septiembre de 2007



Allí estaba, en medio del jardín
rodeada de tantas y tantas flores
que era difícil distinguirla
en medio de tal explosión de color.

No tenía nada destacable,
no era especialmente bonita.
Tampoco su aroma era el mejor.
Pero tenía unos ojos que cada día la miraban
y manos que no tocaban sin desprender calor.
Y el aliento del sigue, tú puedes hacerlo.
Y una espera de esas
en las que todo se echa de menos.

Y una canción en boca de voz rasgada.
Y una sonrisa tendida al sol.
Quizás una caricia de distancia efervescente…
Y una oculta intención en los puentes
por los que tendría que cruzar para verte.

Levantó la vista del cuaderno
y al cambiar al pelaje de invierno,
notó tu falta en la habitación.
Quizás sólo busque calor
si digo que te echo de menos.
O sólo necesite, de nuevo
un cambio de opinión…
porque sin poder alejarme, he vuelto
un ratito a este rincón.

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